Érase una vez un viejo enano, un arquitecto talentoso, que decidió construirse una casa con un mirador que le permitiera disfrutar de las vistas del bosque. Así, se puso manos a la obra, pero entonces se dio cuenta de que aquel inmenso proyecto superaba sus fuerzas. No le quedó más remedio que aceptar la ayuda de un oso. Y de unos monos. Y de unas traviesas ardillas El problema es que todos estos animales comenzaron a pedirle algo a cambio. ¿Estará nuestro enano gruñón dispuesto a dárselo? ¿Será su nueva casa tal y como la había imaginado?